0. INTRODUCCIÓN
Sí. Me voy a meter con tus antepasados.
Ya ves, no respeto nada.
Pero, si te sirve de consuelo, no voy a escribir mal de ellos.
También son los míos.
Y su mérito tienen. Ya lo verás.
Tal vez, tenga que reconocer que no eran ni los más guapos,
ni los dominantes,
ni los más llamativos
de su época.
Pero, paradójicamente, por eso mismo tuvieron éxito. Sobrevivieron.
Y dejaron descendencia, hasta ti.
Hasta mí.
Tampoco voy a poder referirme a todos. Solo a unos pocos.
Que dejaron huella.
No es fácil tratar de animales que desaparecieron hace (cientos de) millones de años.
No es nada fácil.
Pero es posible.
Porque son de los pocos que dejaron "huella", rastro fósil, antes y después de las grandes extinciones.
La mayoría de los otros dejaron rastro o bien solo antes o bien solo después.
Sí, nos centraremos en esos momentos (pre)históricos en los que más de un 70% de los seres vivos, de las especies, desaparecieron.
Sin embargo, ellos, nuestros ancestros, sobrevivieron.
Dando origen (entre otros) al siguiente antepasado nuestro de la lista.
Posibilitando que tú y yo estemos aquí.
Vamos con ellos, con nuestros antepasados.
1. ASTRASPIS (el de la imagen de la introducción y el de la inmediatamente superior a estas palabras)
No hay duda de que la vida viene del agua.
Del mar.
Así que nuestro primer antepasado de esta particular lista, era un pez.
En aquella época había poca vida sobre tierra firme.
El mar, en cambio, era prolífico.
Es él, este mediano pez llamado Astraspis, el que determina que, durante nuestros meses de formación intrauterina, pasemos por una fase en que parecemos un animal marino, un pez, casi un renacuajo: agallas, ojos laterales, colita...
Si eres de esas personas que se creen a pies juntillas lo que pone en la Biblia, y piensas que La Tierra no tiene más que cinco mil y pico años, la tienes clara. La evolución está en ti, y antes de salir de tu madre, has pasado por fases en que recuerdas a cada uno de estos antepasados. Hasta que, una vez adult@, te pareces a tus más recientes, a como son, o eran, a una edad similar a la tuya del momento.
Hace como 450 millones de años, en la era denominada Ordovícica, nadaba este pez, llamado (ahora) Astraspis (entonces no había quien lo llamara de ninguna manera).
Presentaba, a diferencia de casi todos los animales de esa época (la mayoría con esqueleto externo, con concha protectora o sin nada de ello), una espina dorsal.
Este pez de unos 20cm es, pues, el antepasado de todos los vertebrados.
Por eso sé, y sabes (ahora), que es uno de tus ancestros.
Y el mío.
Pero, vayamos al grano.
Volvamos a la historia.
De pronto, una hecatombe llegó.
No está claro qué causó aquella extinción masiva, terminando con la era Ordovícica y dando entrada a la Silúrica.
Pero, la hipótesis que cada vez toma más fuerza es la que relataré a continuación.
Es, también, la más atractiva, pues de las 5 extinciones masivas, la mayoría (tres) son un poco repetitivas. Muy volcánicas ellas.
La última, y más conocida (dado que se ha tratado mucho de ella, se han hecho películas), la de hace unos 65.000.000 de años, la del Cretácico/Terciario (también denominada K/T, aquella que hizo desaparecer a los dinosaurios) tampoco fue volcánica.
Aquella fue meteorítica.
Así que, poder atribuir la primera extinción masiva a algo diferente a la telúrica terrestre, es más diver.
Ya tenemos muchas extinciones volcánicas. Suficientes.
Entre ellas la que fue más mortífera de todas.
La del centro exacto.
La tercera de estas cinco.
Luego tratamos de ella.
También mencionaremos una posible y futura extinción más, pero muy por encima de las demás en letalidad, incluso superando a aquella del Pérmico/Triásico, que causó un 90 ó 95% de mortandad. La futura que mencionaremos sería la definitiva, al menos para la vida en la Tierra.
Empecemos, en todo caso, a explicar qué se cree que sucedió para terminar con la era ordovícica.
Una estrella explotó.
El fenómeno no es cotidiano pero sí bastante frecuente. Al fenómeno se lo denomina supernova. Y, cuando es muy potente, hipernova. Es una de las formas típicas que tienen las estrellas de morir, una de las varias, dependiendo de su tamaño, de su masa, sobre todo, y de su composición.
Nuestra estrella, el Sol, se calcula que va a apagarse un poquillo (dentro de unos 5.000.000.000 de años), cuando termine con el hidrógeno (su combustible actual) que terminará por reconvertirse en helio, pero solo para encenderse mucho más fuerte, crecer, convertirse en una Gigante Roja cuando comience una segunda reacción, más poderosa, que fusionará el helio, devorando, con esa expansión, sus planetas más próximos (la Tierra tras Mercurio y Venus), para, luego, volver a extinguirse, en plan pacífico.
Aquella estrella de hace 450 millones de años estalló. Ni enana roja, ni enana amarilla: supernova (o hipernova)
La diferencia es que ese estallido, seguramente a muchos años luz de la Tierra, emitió rayos gamma.
Y pilló a la Tierra en medio de su chorro.
Un bañito en rayos gamma como aquel, supuso la limpia de un 70% de las especies.
No en balde los rayos gamma son las radiaciones más penetrantes y las más letales que se conocen.
Son ionizantes, palabro que quiere decir que son capaces de ionizar las partículas y moléculas atómicas que encuentran a su paso, es decir, de ponerles los electrones a bailar, cambiando la estructura y comportamiento químico de la molécula o átomo, su reactividad, su funcionamiento.
Cambiándolos.
¡Vamos, que te destrozan la química!
Eso ya es malo per se. Pero, además, estos bañitos ionizantes de rayos gamma, tocan la estructura del ADN, como la de cualquier otra molécula, y, así, dificultan o, directamente, imposibilitan, la vida. Y es que el ADN guía toda la creación de nuestras proteínas, de los enzimas entre otras, fundamentales para toda reacción metabólica y también la reproducción (la vida futura). Al menos las trastornan seriamente.
Depende de las dosis.
Y del azar.
Pero esto de la ducha ionizante no hizo más que desencadenar desastres aún mayores.
La muerte de tanto organismo marino (terrestres casi no había) generó putrefacción, con su consiguiente liberación de dióxido de nitrógeno, lo que provocó un efecto invernadero inverso y, con ello, una era glacial, en la que el nivel de los mares bajó unos 60m.
Como casi todos los mares de esa época eran poco profundos, esta bajada de la marea causó más muerte que la propia ducha de rayitos gamma.
Se calcula.
Pero el Astraspis sobrevivió. Consiguió salir adelante.
Y tú (y yo) con él.
Puedes verlo en: https://es.wikipedia.org/wiki/Astraspis
2. ICHTHYOSTEGA
Seguimos en el mar. Estamos en el Devónico, que está a punto de terminar.
¿Por qué?
Porque a la Tierra le ha dado por vomitar.
Vomitar... lava. Mucha, y muy caliente.
Ardiente.
Al rojo.
Es en la zona de corteza que actualmente corresponde a Siberia.
Ya verás que esta es reincidente.
Primero realiza un espantoso ensayo.
Luego, la más mortífera de las extinciones.
Pero, comencemos por la que toca.
Hace unos 377 millones de años.
Y el fenómeno geológico que aconteció se conoce como Pluma Del Manto.
Básicamente se trata de una erupción de una cantidad ingente de lava del manto terrestre.
Un chorro que sale, desbocado, desde las profundidades líquidas e ígneas.
Duró mucho tiempo: 1.500.000 años de vomitona.
Todo fue tocado, trastocado.
Casi todo extinto.
Al final hasta la furia tectónica se extinguió.
La Tierra estuvo cerca de quedar esterilizada, esta vez, que ya había llegado a estar toda cubierta de plantas.
Pero sobrevivió.
Era difícil saber qué quedó más tocada, la tierra o el agua.
El mar había sido un hervidero de vida, de peces y de corales.
Pero se volvió venenoso. Hirviente, muy tóxico y sucio.
El aire también: en un millón y medio de años de erupciones, la contaminación impidió al calor solar llegar.
Y con el invierno volcánico subsiguiente, todo se enfrió, terriblemente.
La tierra estaba fría, el mar también.
Así que, quienes las alternaban, tuvieron ventaja.
Y posibilitaron que tú estés leyéndome.
Y yo escribiendo.
El eslabón, no perdido, lo llamamos Ichthyostega. Un descendiente del Tiktaalik.
Podríamos llamarlo abuelito.
Con cariño.
Se lo merece.
Un anfibio.
Patas y dedos.
Como tú.
Como yo.
Puedes conocer un poco mejor a nuestro antepasado aquí: https://es.wikipedia.org/wiki/Ichthyostega
3. THRINAXODON
Es el nombre de nuestro siguiente ancestro.
El que sobrevivió a la peor extinción conocida.
Al final del Pérmico, antes del Triásico, hace 250.000.000 de años.
Era la época de los reptiles que parecían mamíferos.
No. Aún no hay dinosaurios. Dinosaurios no. Eran otros reptiles, con pinta de mamíferos.
Pero sí había, hubo, un protomamífero, el Thrinaxodon, un pequeño animal insectívoro y carroñero que nos dio origen, uno habituado a ser considerado presa de los reptiles depredadores del momento (Proterosuchus y Gorgonópsidos, que también se alimentaban de Lystrosaurios y Dicynodones, herbívoros muy extendidos).
Un animalito que, gracias a su estructura social y especial constitución, sobrevivió.
Era la época de Pangea. Toda la tierra estaba unida en un solo continente.
Esta, la peor, extinción, la de un 90 o 95% de especies desaparecidas. Se repite la zona cero. Otra vez se trata de la zona de corteza que actualmente se encuentra en Siberia (en aquel momento no había ni Asia, ni Siberia, propiamente dichas, entiéndelo), la que sufrió otra erupción.
No es una pluma del manto esta vez. Son las Trampas Siberianas.
Toda una serie de grietas vomita roca fundida, basalto. No viene de tan profundo, ni dura tanto tiempo como del de la extinción anterior. Pero, es aún peor.
Solo son 500.000 años de erupciones, un tercio que la última ocasión, pero fue sido más mortífera, pues se combinaron especiales agravantes:
calor, efecto invernadero redoblado (debido a una gran emisión de metano), falta de oxígeno, lluvia ácida... El peor escenario ocurrido desde la aparición de la vida.
Para conocer a fondo al antepasado nuestro que sobrevivió a este, al peor trance de la vida: https://es.wikipedia.org/wiki/Thrinaxodon
Seguimos en Pangea.
Y es el final del Triásico. Va a empezar el Jurásico. Hace doscientos millones de años.
Es el momento en que comienza la división de Pangea en varios continentes. Precisamente la Dorsal Atlántica va a comenzar a separar el Único Continente y a dar origen, en medio de dicha falla, al océano Atlántico y, alrededor de todo, al Pacífico. Que, básicamente, era todo el resto.
Ese alejamiento Europa/América sigue ocurriendo actualmente, hasta que América y Asia se encuentren. El Atlántico sigue creciendo, el Pacífico menguando. A velocidades geológicas, claro, le llevará aún cientos de millones de años terminar.
Más técnicamente, a este fenómeno volcánico desastroso, se lo llama Provincia Magmática CentroAtlántica o (en su abreviatura basada en el inglés) CAMP.
Ahora sí que hay verdaderos mamíferos. Entre ellos nuestro antepasado, el Megazostrodón.
Tampoco en este momento nuestro linaje es dominante. Para nada. Un pequeño roedor. Algo parecido a una comadreja.
De eso venimos.
Convivió con los primeros dinosaurios, como el Staurikosaurius, que sobrevivió y dio origen a la clase dominante de las dos siguientes eras, del Jurásico y del Cretácico.
Por ello, nuestro antepasado debía de ser subterráneo, de salidas nocturnas, gregario, insectívoro, carroñero, oportunista y fugitivo.
Es lo que permitió que soportara las pésimas condiciones del momento, de contaminación, de incendios y ceniza, de lluvia ácida de calor sofocante, de falta de oxígeno, de ausencia de alimento, de acidificación de los mares...
Un apocalipsis.
Casi.
Otra vez medio millón de años de erupción.
Letal.
Casi.
El Megazostrodón sobrevivió, que es lo importante.
Conócelo: https://es.wikipedia.org/wiki/Megazostrodon
5. PURGATORIUS
Por fin llegamos a la historia que más esperabas.
La de la última (por ahora) Gran Extinción, la del Cretácico/Terciario, o la que acabó con los dinosaurios, con los terrestres.
Precisamente por eso te atraía la que más, porque ha sido la más comentada, publicada, filmografiada, conocida.
Por eso y porque este cataclismo es el más espectacular, el más cinematográfico, el más "comercial".
Y confiesa que tienes curiosidad por saber quién permitió nuestra existencia, cuál de nuestros antepasados sobrevivió a los dinosaurios y a las condiciones que los hicieron extinguirse.
Pues se llamaba Purgatorius. Bueno, ni se llamaba, ni lo llamaban. Lo bautizaron así quienes lo descubrieron hace poco, gente de bata y diploma, y es la denominación que se impone.
Pero puedes llamarlo tátaratátaratátara...abuel@
Hace unos 65 millones de años.
Un asteroide del tamaño del monte Éverest (entero, como si lo cortáramos a nivel de mar), unos mil millones de toneladas, cayó cerca de la costa del actual Yucatán, que hoy pertenece a México.
Entonces no existían ni "Yucatán" ni "México" ni Colón que los descubriera, ni indígenas que se dejaran descubrir por él. O lo descubrieran, por su lado.
Un asteroide así, lo primero que genera (y generó) es una luz en el espacio nocturno.
Pero no hubo nadie que se fijara en ella. No llegaba al tamaño de la Luna. Una estrella, un lucero grande. Mayor que ningún otro visto nunca. Y creciendo.
Luego se convirtió en una estrella fugaz, tanto si cayó de día como si fue de noche, lo fue. La luz que genera (generó) un asteroide de diez kilómetros de diámetro no es una candelita.
Sin ruido. Su velocidad es supersónica, hipersónica, 32.000Kh/h.
Match 27.
El impacto llegó antes que su sonido.
Aún rodaban en cine mudo, aunque, eso sí, a todo color.
Igual hubo tiempo para que algún organismo se sintiera más ligero durante una milésima de segundo, conforme la atracción gravitatoria de tal mole lo incluyó en su campo.
Seguramente no, porque ni es tanto comparado con el de la Tierra, ni hubo casi tiempo y porque había una luz impresionante que se acercaba a enorme velocidad.
Luego vino el fogonazo.
Un destello de luz más luminoso que el Sol.
Varios miles de bombas atómicas, millones: unos cien millones de bombas atómicas en realidad, explotando todas a la vez.
Es como si una bomba atómica hubiera explotado en cada área de 6Km2 de todo el Planeta.
Bombas atómicas de fusión (H, no de fisión o A) pues no hay (hubo) radiactividad liberada.
Aún sin ella, ya hubo bastante destrucción. Demasiada.
El impacto fue tan bestia que generó un cráter de 48Km de profundidad y unos 170Km de diámetro.
Toda el agua a 160Km a la redonda se evaporó dado el calor liberado. Seguramente ni siquiera se convirtió en gas sino directamente en plasma (materia que ha perdido todos sus electrones, luego sin propiedades químicas definidas, una especie de "pasta" muy cargada de energía, de calor).
Ningún ser vivo pudo sobrevivir a este impacto a 400Km a la redonda. Ni uno. Todo muerte.
Luego vino una onda expansiva que avanzó a cientos de kilómetros a la hora.
Una oleada piroclástica a miles de grados de temperatura que barrió todo.
Esterilizó un radio de unos 1.600Km en torno a la "zona cero".
Pocos, y solo los diminutos que se encontraban protegidos, sobrevivieron a 5.000Km a la redonda.
En 8.000Km de radio de dicha zona no sobrevivió ningún dinosaurio.
Y, los que aguantaron el primer impacto sucumbieron con lo que lo seguía:
Un terremoto de magnitud 13 por todo el Globo.
Maremotos inmensos que barrieron todas las costas del Mundo.
Tsunamis que avanzaron a 1.000Km/h y que se convirtieron en montañas de agua de cientos de metros al llegar a las costas.
Toda la materia del cráter, y la del meteorito, desintegrada de inmediato, salió liberada hacia el cielo, ardiendo y esparciendo todo ese fuego por doquier. Una lluvia generalizada de ígneos meteoritos que hizo subir a unos 500ºC la temperatura por toda la superficie terrestre.
Todos los ríos del Planeta hirvieron.
Lo más destructivo de todos los desastres fue esto: la sartén en que se convirtió todo el Globo.
No eran grandes rocas las que caían incendiándolo todo, casi todas eran diminutas, y convertidas en cristal, dadas las temperaturas alcanzadas.
Luego todo el humo y las cenizas en el aire provocaron oscuridad, lluvia ácida, enfriamiento en picado, un invierno volcánico...
Se calcula que fue todo un año de desastre.
Ningún dinosaurio pudo sobrevivir.
Bueno, salvo algunos aéreos que dejaron descendencia en forma de aves.
Aunque sí sobrevivió nuestro ancestro.
El Purgatorius.
Algo parecido a una ardilla. Más bien una zarigüeya. De salvíficos hábitos subterráneos. Y nocturnos. Lo primero le permitió sobrevivir a los incendios, primero, al frío, después. Lo segundo, al periodo de oscuridad.
Sus hábitos alimenticios heteróclitos, a la hambruna subsiguiente.
Aunque habían pasado 150 millones de años desde la anterior extinción, el Purgatorius continuó con la tradición del Megazostrodón: subterráneo, de salidas nocturnas, gregario, insectívoro, carroñero, oportunista y fugitivo.
No es de extrañar: este, nuestro linaje, ha estado rodeado de todo tipo de dinosaurios depredadores durante esos 150 millones de años.
Pero ya no. Todo eso ha comenzado a cambiar.
Ahora es su oportunidad.
Y la nuestra.
Sobre todo ahora, 65 millones de años después.
¿La aprovecharemos? ¿O la echaremos a perder? ¿Aprenderemos de esta historia de Grandes Extinciones o las provocaremos?
6. LA FUTURA EXTINCIÓN (POSIBLE)
Una historia más a adjuntar. Aunque no trate de ninguno de tus antepasados (ni de los míos) sino de nuestros (posibles) descendientes.
Hoy mismo me ha caído entre ojo y ojo, un vídeo que trata de una posible nueva hecatombe, extinción ya no "masiva", sino "total".
Se basa en la, a todas luces, posible aparición de una estrella de neutrones, el remanente de una supernova que puede, un día, cargarse la Tierra, incluso nuestro sistema solar entero.
Tal vez sea, además, el resto de la misma supernova que causó la primera extinción de esta lista. Frustrada por no haberlo conseguido hace 450.000.000 de años y, resentida, lo vuelva a intentar.
De forma más eficiente y mortífera.
También cuenta lo que la humanidad puede hacer por superar esa extinción definitiva.
Una historia muy bien realizada.
La puedes ver en:
https://www.youtube.com/watch?v=a5nasHNDuUs
o
https://www.youtube.com/watch?v=E63fKu7FAC0
Gerttz